El 14 de noviembre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, instaurado en 1991 por la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su propósito es aumentar la concientización sobre la enfermedad, dando a conocer las causas, los síntomas, el tratamiento y las complicaciones asociadas a ésta.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es una enfermedad crónica que se desencadena cuando el organismo pierde su capacidad de producir suficiente insulina o de utilizarla con eficacia. Una persona con diabetes no absorbe la glucosa adecuadamente y ésta queda circulando en la sangre (hiperglucemia) dañando los tejidos con el paso del tiempo.

El tratamiento de la diabetes contempla cuatro pilares fundamentales: plan de alimentación, actividad física, farmacoterapia y educación diabetológica.

Diabetes tipo 2

La diabetes tipo 2, es la más común –afecta al 85-90% de los casos- y es aquella que en particular, involucra factores de riesgo modificables como son el sobrepeso, el sedentarismo y la mala alimentación.  Por ello, una alimentación saludable es importante para prevenir este tipo de diabetes.

Este tipo representa la mayoría de los casos mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo, a la inactividad física, al tabaquismo, el alto consumo de alcohol, y antecedentes familiares, entro otros factores.

Prevención

Según la OMS, se ha demostrado que medidas simples relacionadas con el estilo de vida son eficaces para prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición. Acompañando este propósito y con el compromiso de reducir los riesgos de esta enfermedad, Viví Saludable te recomienda seguir los siguientes consejos:

 

  • Alcanzar y mantener un peso corporal saludable.
  • Mantenerse activo físicamente: al menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana.
  • Evitar el consumo de tabaco, puesto que aumenta el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.

 

En relación a la alimentación es importante:

  • Consumir una dieta saludable, que evite el azúcar y las grasas saturadas.
  • Establecer un horario para cada comida: desayuno, almuerzo, merienda y cena y/o colaciones.
  • No omitir comidas.
  • Elegir alimentos bajos en grasas como frutas, vegetales, carnes magras, productos lácteos descremados y cereales integrales.
  • Reducir la ingesta de los alimentos altos en grasa, como chocolates, frituras, productos de panadería.
  • Leer con atención las etiquetas de los alimentos.

Por último, recordá siempre, realizarte controles periódicos de salud y ante cualquier duda, consultar a un médico.