Desde hace varias décadas y en gran medida por la herencia inmigratoria, nos enseñaron que las fiestas de fin de año son sinónimo de cena familiar acompañada de bandejas copiosas y platos que aportan gran cantidad de calorías.
El punto es que nadie nos contó que esas mesas donde abundan las preparaciones hipercalóricas representan las costumbres de personas que viven en lugares donde el invierno es la estación que rige. Por ende, sus organismos necesitan ingerir energía suficiente para mantener la temperatura corporal acorde al clima en el que estos festejos tienen su especial impronta.

Nuestra situación es siempre opuesta. La época de las fiestas cae en las fechas de mayor temperatura y, más allá de mantener las costumbres y rituales que nos unen con los afectos, es importante que tomemos conciencia de las necesidades de nuestro cuerpo a la hora de pensar en el menú ideal. De lo contrario, los excesos alimenticios y el calor pueden jugarnos una mala pasada y exponernos a descompensaciones en la salud empañando el espíritu festivo.

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Para estar prevenidos, te acercamos algunas estrategias para evitar un desequilibrio brusco en tu rutina de alimentación:

  • Elegí frutas y verduras frescas: es ideal que su presencia predomine en tus platos ya que aportan una gran variedad de vitaminas, minerales, fibra y agua.
  • Preferí alimentos con bajo índice glucémico: te ayudarán a mantener la saciedad por mayor tiempo evitando que comas constantemente en las horas que duren los festejos.
  • Evitá los carbohidratos refinados: cuando los consumas, elegí los naturales, altos en fibras como la avena o el arroz integral, que son necesarios para el organismo, generan mayor saciedad y no incitan a comer demás.
  • Limitá el consumo de los clásicos productos festivos: como las nueces, garrapiñadas, turrón, pan dulce, etc. Suelen ser muy calóricos.
  • Utilizá legumbres en las ensaladas: arvejas, garbanzos, porotos, lentejas, etc. Otorgan mayor consistencia y saciedad.
  • Incluí proteínas: huevos y carnes magras como pechuga de pollo, atún al natural, huevo o clara de huevos, pavita, carnes rojas, etc.
  • Elegí bebidas frescas y naturales: mantenernos hidratados es muy importante. Siempre es mejor ingerir agua o bebidas sin azúcar.
  • Evitá el alcohol: este tipo de bebidas suelen primar en los festejos. Poseen muchas calorías y favorecen a la deshidratación. Si elegís ingerirlos, que no sea en exceso o con el estómago vacío.
  • Respetá las cuatro comidas. Evita compensar alguna de ellas durante los festejos.

Un festejo no tiene por qué ser un motivo de exceso. Al contrario, disfrutar con la familia y amigos es el principal objetivo y, para ello, nuestro cuerpo debe acompañarnos con toda su energía y armonía.
Ante cualquier duda, no dejes de consultar a tu médico.

Dra. Florencia Rolandi, Médica Cardióloga, MN 100.667