Muchos esperamos con ansias el verano. Es la estación del año que nos invita a disfrutar de actividades al aire libre, baños refrescantes, vacaciones o salidas, entre otros momentos donde el calorcito sienta bien.

Pero no todo es “color de rosa” en esta época; las altas temperaturas y la exposición al sol requieren de ciertos cuidados a la hora de programar nuestras actividades, ya que la posibilidad de sufrir un golpe de calor en verano aumenta de manera exponencial.

Según explican las autoridades sanitarias nacionales, este estado se genera a causa de un “aumento de la temperatura del cuerpo por una exposición prolongada al sol (insolación clásica) o por hacer ejercicios en ambientes calurosos o con poca ventilación, al punto que el cuerpo pierde agua y sales esenciales para su buen funcionamiento.”

Las temperaturas elevadas en el ambiente, hacen que el cuerpo tenga que regular su termostato con mecanismos como la sudoración y la hidratación, y si ello falla, el resultado puede generar diversos síntomas que pueden aparecer en el momento o después de varios días de exposición al calor.

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¿Cuándo  debemos de estar atentos ante un posible golpe de calor?

Cuando presentamos:

  • Temperatura mayor a 39º C (medida en la axila).
  • Exceso de sudoración.
  • Piel reseca.
  • Agotamiento, cansancio o debilidad.
  • Mareos o desmayo.
  • Dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos.
  • Dolores de cabeza (sensación de latido u opresión).

¿Cómo podemos prevenirlo?

Hay varias acciones que podemos realizar para evitar un golpe de calor en días de calor excesivo:

  • Evitar la exposición al sol durante largos períodos, en especial cerca del mediodía.
  • Utilizar vestimenta liviana y, preferentemente, de color claro.
  • Evitar la actividad física intensa o situaciones de gran esfuerzo.
  • Mantener el cuerpo fresco evitando cambios bruscos de temperatura y mojando la cabeza con agua.
  • Mantener una alimentación liviana.

¿Cómo puede colaborar nuestra alimentación a evitar un golpe de calor?

Lo principal es favorecer la hidratación corporal. Para lograrlo, seguí los siguientes consejos:

  • Ingerir abundante líquido, en especial agua, durante todo el día.
  • Ingerir con frecuencia frutas y verduras.
  • Evitar bebidas con cafeína o con exceso de azúcar, muy frías o muy calientes.
  • Evitar la ingesta de bebidas alcohólicas.
  • Evitar las comidas abundantes o pesadas.
  • Evitar los snacks y embutidos con alto contenido de sodio.

Asimismo, debemos prestar especial atención a los adultos mayores, así como a los niños pequeños y las mujeres embarazadas, quienes son más susceptibles al golpe de calor; deben permanecer bien hidratados y aumentar las medidas de cuidado.

Disfrutemos del verano sin contratiempos y cuidando de todos. Ante cualquier duda, consultá a tu médico.