En Argentina se la conoce como polenta, en otros países como Venezuela o Colombia es la base de la dieta diaria. No sólo existe el trigo: hay una opción más saludable, apta para celíacos y, por qué no, más rica. Descubrila.
Amarilla, blanca, refinada, precocida: la harina de maíz es mucho más que la polenta, al menos como solemos comerla en invierno. Este cereal molido tiene un aporte calórico parecido a la harina de trigo pero, a diferencia de esta última, posee un gran aporte de grasas saludables. Además, brinda mayor sensación de saciedad y ¡no tiene gluten! Lo que la convierte en una alternativa realmente deliciosa y sana no sólo para quienes tienen celiaquía, sino para todos los que quieran llevar una dieta equilibrada.
Superalimento
Rico en minerales como el magnesio, calcio, potasio y, sobre todo, en fibra. ¿Qué significa esto? Por un lado, el calcio fortalece y estimula nuestro sistema óseo, los dientes, las uñas, el pelo y ayuda a la tonificación y elasticidad de los músculos. El potasio, por su parte, beneficia la salud cardíaca y el sistema nervioso, la estructura muscular y la liberación de adrenalina. La fibra previene trastornos digestivos, reduce los niveles de colesterol malo y el riesgo de padecer estreñimiento. Por otro lado, la harina de maíz posee un gran efecto antioxidante que permite combatir los radicales libres y conservar la salud de los tejidos.
¿Cómo prepararla?
La forma más frecuente, en nuestro país, es como polenta. Se trata, generalmente, de harina de maíz amarillo, la cual tenemos que cocer con agua, caldo o leche. De esa manera, además de quedar deliciosa bien caliente con queso y salsa de tomate, se obtiene una pasta base para crear muchos platos:
Dorada en el horno, podemos hacer galletitas o croquetas, para combinar con ingredientes más frescos y comer fría.
Preparada más espesa de lo habitual, esa misma harina de maíz amarillo para polenta (que es la que conseguimos en el súper) nos sirve para hacer nuestra propia versión de las famosas arepas venezolanas o colombianas; sólo hay que formar con la harina ya cocida unos bollitos chatos (del tamaño y forma de un pan árabe pequeño), que luego serán puestos a tostar durante unos 10 minutos de cada lado en la sartén a fuego moderado con un poco de manteca o el horno. Esas arepas de harina de maíz amarillo se comen abiertas a la mitad con un cuchillo, para rellenarlas con lo que más nos guste. ¿La arepa recomendada para el verano? Palta pisada, pollo en hebras (tenemos que hervirlo), ajo bien picado y queso fresco.