No solo quemamos calorías cuando vamos al gimnasio; existen diferentes maneras de hacerlo y es importante que las conozcas para que tu cuerpo tenga un sano equilibrio entre lo que entra y lo que sale para que pueda funcionar correctamente.

Por: Lic María Eugenia Angel Torres*

Los seres humanos necesitamos la energía que recibimos a través de la alimentación para poder crecer y para realizar las funciones del cuerpo.

Aunque estemos en reposo (por ejemplo, mientras dormimos) necesitamos energía para seguir viviendo. Claro que si estamos en movimiento vamos a necesitar más energía. La ecuación es simple: cuanto más movimiento o trabajo realicemos, más energía necesitamos de los alimentos.

Debe existir un equilibrio entre la cantidad de alimentos que comemos y su gasto o utilización. Es decir que debe existir un equilibrio entre la energía que entra a nuestro cuerpo (que son los alimentos) y la energía que sale o que se gasta. La primera se obtiene de los alimentos, mientras que la segunda, es decir, la que sale, está dada por la actividad física, el metabolismo basal y la utilización de los alimentos.

Es importante aclarar que cuando decimos actividad física nos referimos a todo el movimiento físico que realizamos en el día: desde caminar, lavarnos los dientes y tomar el colectivo, hasta salir a correr o hacer un deporte. El metabolismo basal es la mínima energía que gasta nuestro cuerpo en estado de reposo, por ejemplo mientras dormimos necesitamos energía para seguir respirando, para que circule la sangre, para que el corazón y todos los órganos sigan funcionando.

¿Qué significa el gasto por utilización de los alimentos? Los alimentos tienen sustancias que son las que nos permiten seguir creciendo: los nutrientes. Para obtenerlos, nosotros comemos diferentes alimentos. Cuando comemos una porción de carne con puré, nuestro cuerpo se encarga de picar o dividir cada alimento para obtener los nutrientes de esa comida. Esto es: fracciona la carne y obtiene proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Una vez que el cuerpo tiene esos nutrientes los empieza a distribuir: al corazón, al cerebro, a los músculos, a los huesos, etc.

Para fraccionar cada alimento, el cuerpo tiene una máquina llamada aparato digestivo. A través de este pasan todos los alimentos y así se van separando los diferentes nutrientes, que en forma muy organizada y en fila se dirige cada uno al órgano que lo necesite. Por ejemplo: los hidratos de carbono van al cerebro, al músculo, etc. Entonces, los alimentos se convierten en nutrientes para realizar todas las funciones del cuerpo.

Lo que es importante que recuerdes es que esa máquina gasta energía para poder funcionar. Así, cada vez que hacemos la digestión de los alimentos nuestro cuerpo está gastando energía. Cada vez que comemos gastamos energía porque ponemos en funcionamiento la máquina. Por eso, si comemos varias veces en el día, vamos a gastar más energía o calorías que si comemos dos o tres veces.

Si le damos al cuerpo más energía de la que necesita, lo que no utiliza se transforma en grasa y se guarda en nuestro cuerpo como reserva. Si por el contrario, le damos menos energía de la que necesita, nuestro cuerpo irá utilizando la energía reservada, lo cual tampoco es bueno. Lo recomendable es siempre entrar un equilibrio justo entre lo que entra y lo que sale.

 

* Nutricionista y coach ontológico especialista en obesidad y desordenes alimentarios. Tratamientos grupales e individuales. Coordinadora de grupos CITOS de obesidad de Galeno y docente del curso de post grado de obesidad y desordenes alimentarios del la Escuela sistemática argentina.

Nutricionista de Vian Ditas. 

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