Hoy en día, nos preocupa mucho la influencia de los hábitos poco saludables en nuestra calidad de vida. Es por ello que, solemos buscar activamente información sobre cómo alimentarnos de manera balanceada, cuánta actividad física debemos realizar y cuál es la mejor manera de canalizar nuestras angustias.

Sobre todos estos temas podemos encontrar opiniones diferentes e incluso algunos de ellos son tema actual de debate entre los profesionales de la salud. Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que el tabaco es el único factor de riesgo que se compra en los quioscos.

Hace décadas que las investigaciones científicas alertan de manera unánime sobre sus efectos nocivos: aumenta la posibilidad de tener trastornos cardiovasculares, respiratorios, de piel, oculares, así como problemas en la absorción de nutrientes, en la sexualidad, en los huesos y las articulaciones, en el aparato reproductor en las mujeres y en la gestación. Por lo que, está claro que evitar su consumo trae beneficios en todos los aspectos de nuestra vida.

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Sólo un cigarrillo basta para estar haciendo las cosas mal. No hay un nivel de consumo “seguro para la salud”. No sólo hay que pensar en el futuro cuando hablamos de potenciales complicaciones.

En el día a día, el tabaco afecta a los que lo consumen activamente y a los que lo hacen en forma pasiva. Respirar el humo del tabaco en el ambiente implica un aumento del 30% de tener complicaciones de salud en el futuro. Este problema influye especialmente a bebés y niños en sus hogares, cuando sus cuidadores fuman. No basta con alejarse o cambiar de ambiente.

La OMS celebra el 31 de mayo de cada año el “Día Mundial sin Humo de Tabaco” convocando a todos los países a trabajar en políticas de salud pública para que colaboren con este flagelo. Porque, en definitiva, un mundo libre de humo de tabaco nos beneficia a todos.

Dejar de fumar es difícil pero posible. La mayoría de las personas que han abandonado el hábito sostienen que dejar el cigarrillo fue la más inteligente de sus decisiones. Hoy existen muchas alternativas de asistencia disponibles para lograrlo, de manera que hablar con el médico puede ser de gran ayuda.

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Mientras tanto, te contamos algunos de los beneficios asociados a apagar el cigarrillo, que comienzan a sentirse enseguida y se multiplican de manera progresiva.

Beneficios de dejar de fumar (*):

A los 20 minutos: disminuye la presión arterial.

A las 12 horas: se normaliza el monóxido de carbono en sangre.

Entre las 2 semanas y los 3 meses: mejora la circulación y la función pulmonar.

Entre el primer y el noveno mes: disminuye la tos y la falta de aire, disminuye el riesgo de infecciones.

Al año: el riesgo de enfermedad coronaria disminuye a la mitad, mejora la energía.

A los 5 años: el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga disminuye a la mitad y el riesgo de cáncer de cuello y de ACV se iguala al de un no fumador.

A los 10 años: el riesgo de cáncer de pulmón disminuye a la mitad y también disminuye el riesgo de cáncer de laringe y de páncreas.

A los 15 años: el riesgo de enfermedad coronaria es similar al de un no fumador.

Otros beneficios:

  • Mejora el gusto y el olfato.
  • Desaparece la tos de fumador.
  • Es más fácil subir escaleras y caminar varias cuadras sin cansarse.
  • El pelo y la ropa huelen mejor.

(*)Ministerio de Salud de la Nación: Programa Nacional de Control del Tabaco. http://www.msal.gob.ar/tabaco/index.php/informacion-para-ciudadanos/efectos-del-tabaco-en-la-salud

 Dra. Florencia Rolandi, Médica Cardióloga, MN 100.667