Es una de las verduras más nutritivas que poco a poco está ganando adeptos en Argentina. Enterate por qué sería bueno que la pruebes, si es que aún no lo hiciste.
El kale contiene más hierro que la carne vacuna y más calcio que la leche de vaca. No estamos hablando de la lechuga ni de la espinaca. Esta verdura de hojas verdes, que poco a poco comenzó a aparecer en los comercios argentinos, se llama kale.
Si bien se parece a una lechuga, este vegetal novedoso es primo hermano del brócoli, del coliflor y de los repollitos de bruselas.
Como la mayoría de los alimentos verdes, el kale es muy versátil y nutritivo, además bajo en grasas saturadas y en colesterol. Una taza de kale contiene escasas 33 calorías, es muy rica en calcio, vitaminas A, C y K, en mayor proporción, sin contar su alto contenido de minerales, antioxidantes y fibra. Los nutricionistas recomiendan incluir una taza y media de este alimento en nuestra dieta dos veces a la semana.
¿Cómo comerlo?
Si bien está muy de moda, para muchos es aún un vegetal desconocido. Por eso, te contamos cómo podés incluirlo en tu dieta.
Crudo en ensalada: como la hoja es gruesa hay que quitar el tallo, que es muy fibroso, y luego condimentar y combinar con la verdura que más te guste.
Salteado: con cebollita, morrón o los vegetales que elijas. Cociná el kale hasta que quede crocante. Tené en cuenta que cuanto más se cocine, más nutrientes pierde.
Al horno: colocá en una placa para horno aceite vegetal y poné los hojas del Kale. Doralas de ambos lados y podés comerlas como guarnición o también puede ser una opción de colación muy saludable.
Smoothie verde: así es como la consumen más los vegetarianos norteamericanos; licuada con otros vegetales y frutas.
Frita: en aceite bien caliente, freí las hojas de la verdura.
Sea la forma que elijas, lo importante es que puedas aprovechar del sabor y de los nutrientes que este vegetal tiene para brindarnos.