En los últimos años, se ha puesto el ojo en los requerimientos de vitamina D. ¡Y no es para menos!

Este nutriente es esencial para el funcionamiento de nuestro organismo ya que colabora en la absorción del calcio, fundamental para la salud ósea, e interviene para que los sistemas inmunitario, nervioso y muscular puedan funcionar de manera adecuada.
Si bien es importante mantener una alimentación balanceada que contemple gran variedad de nutrientes, los profesionales de la salud acuerdan en prestar especial atención para evitar la carencia de vitamina D. Su déficit puede traer consecuencias complejas a futuro como osteoporosis, disfunciones metabólicas y problemas hepáticos o renales, entre otros.

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Ahora bien, es importante destacar que nuestro cuerpo puede producirla exponiéndose al sol de manera directa, al menos media hora al día. Esta recomendación en verano es riesgosa porque puede causar consecuencias derivadas de la exposición a los rayos ultravioletas.

Para no depender sólo de la exposición solar, los especialistas sugieren incluir suplementos con vitamina D  y cuidar la alimentación.

Lo que te proponemos es que, antes de pensar en aportes extras, vigilemos los hábitos, ya que una ingesta rica en lácteos, yema de huevo, pescado y una vida activa al aire libre con una exposición al sol responsable, suele ser suficiente en personas sin problemas preexistentes.

Ante cualquier duda, no dejes de consultar a tu médico.