Sus beneficios fueron reconocidos por hindúes, chinos y egipcios. Es bueno tanto para combatir los efectos de la vejez como para prevenir el cáncer.
El ajo es una hierba que contiene alicina, un antioxidante natural. Este componente causa el olor característico de esta hierba y es también el origen de los efectos positivos que tiene para la salud. Tiene incidencia en muchos tipos de cáncer como el de colon, recto, estómago, mamas, próstata, pulmones y vejiga. Tiene una influencia directa en la reducción del colesterol y en la reducción de la presión arterial. La alicina evita el deterioro de las células, y por ende, extiende su vida. Así, el ajo es fundamental para cuidar la estética, ya que mantiene un aspecto joven en la piel.
El ajo, también, es un anti inflamatorio natural y un antimicótico efectivo. Las personas que lo consumen con regularidad sufren menos picaduras y desarrollan menos infecciones producidas por hongos. El ajo contiene vitaminas A, B, C; minerales como el yodo, uranio, silicio, fósforo y azufre.
¿Cómo consumirlo?
Masticado, prensado o licuado. La alicina sólo se libera de esa manera. Podés disimular el sabor mezclándolo con la comida y para que no te quede el olor es muy útil comer perejil y cilantro fresco. Tres o cuatro dientes de ajo apenas licuados (en baja velocidad porque se pueden destruir las enzimas) y mezclados con agua pura, es una manera fácil de conseguir una dosis potente de alicina. También un nebulizado de una pequeña cantidad de ajo recién prensado y filtrado, mezclado con agua pura, es un gran remedio para limpiar la mucosidad en los pulmones.