Por: Luisina Peláez*
Cocinar para un solo comensal suele ser tedioso. Cuando uno vive solo la comida comprada termina siendo la opción más elegida. Acá te damos algunos tips para que te organices y vuelvas a disfrutar del sabor y la nutrición que sólo la comida casera te puede dar.
Muchas veces se nos hace complicado cocinar o planificar comidas cuando vivimos solos. Además de la falta de tiempo, es difícil calcular las porciones o tememos comprar mucha comida por miedo a que se deteriore rápidamente. ¿Cómo podemos hacer para comer saludablemente y no recaer en el delivery o en comidas rápidas?
En primer lugar, sería bueno realizar una lista semanal de alimentos y comidas que te permitan hacer compras precisas y en cantidades adecuadas. Es importante tener una alacena con alimentos nutritivos y no sólo galletitas y snacks.
¿Qué compramos? Siempre es práctico tener productos enlatados (atún al natural, choclo, arvejas, tomate), fideos, arroz yamaní, legumbres, como lentejas, pan blanco o integral (si es de molde podés cortarlo en rodajas y freezarlo), tostadas de mesa, harina o maicena y diferentes especias para condimentar.
Con respecto a los alimentos de heladera o freezer no olvides incluir lácteos y derivados descremados (leche, yogur, queso untable, queso Port Salut), huevos, tapas de empanada o tarta, masa de tacos (con vegetales siempre te sacan del apuro) y carnes magras (preferentemente cortes finitos para freezarlos con separadores de modo tal de poder ir sacando de a uno).
Cuando pasás por la verdulería tratá de elegir frutas y verduras de estación y recordá que podés freezar aquellas que se deterioran más rápido. Pero, ojo, para eso los vegetales necesitan ser frescos y debemos tener un cuidado especial. Tenés que lavarlos y cocinarlos o blanquearlos (pasarlos unos minutos por agua hirviendo). No olvides de dejarlos enfriar. Comprar recipientes aptos para microondas o bolsas herméticas te permitirá tener mayor rendimiento y practicidad al momento de consumirlos. Es importante, también, que rotules los alimentos con su fecha de elaboración ya que después de cierto tiempo ya no son aptos para su consumo o aceptables a nivel sensorial. A continuación se detallan algunos ejemplos:
- Tomates en salsa – 12 meses.
- Zapallo y zanahoria en forma de puré o en rellenos – 6 a 8 meses.
- Remolacha cocida o rallada cruda – 10 meses.
- Perejil, ajo, ají, cebolla lavadas y picadas en bolsitas – 6 meses.
- Papas en puré, croquetas o tortilla – 4 a 6 meses.
- Acelga y espinaca blanqueada 2 minutos – 12 meses.
- Brócoli blanqueado 3 minutos con vinagre – 12 meses.
- Chauchas blanqueadas 2 minutos – 12 meses.
La clave está en poder dedicarle unos minutos a la cocina y preparar un poco más de lo habitual. La cocina es como un laboratorio en el cual la imaginación juega un rol principal. No es necesario que prepares platos sofisticados ni gourmet. Comer de forma saludable te hará sentir mucho mejor. Comenzar a implementar nuevas técnicas de cocción te permitirá descubrir nuevos sabores. Las frituras son más rápidas, pero dejalas para ocasiones especiales. En casa preferí cocinar al vapor, a la plancha, al horno o hervido.
Aunque el reloj corra, tratá de dedicar varios minutos del día para sentarte tranquilo y comer despacio. Verás que comer también puede ser divertido y rico, aunque estés solo.
* Miembro de Nutrir, un equipo de nutricionistas enfocado en la salud integral de las personas que incluye desde planes nutricionales individuales hasta asesoramiento grupal para empresas, clubes, colegios y demás instituciones.