Una alternativa para los intolerantes a la lactosa, un must de la dieta vegana que podés tomar aunque no lo seas.

Esta bebida común para quienes eligen no consumir carnes ni sus derivados, se puede elaborar en casa y resulta ser una opción tanto para quienes tienen problemas para digerir la de vaca, como para aquellos, a excepción de los celíacos,  que quieran aprovechar las bondades de este cereal, pero en otra presentación.

 

Características:

 

  • Es versátil porque se puede tomar sola o emplear para cocinar.
  • Se digiere con facilidad, incluso es más liviana que la de soja.
  • Favorece la flora intestinal.
  • Es fuente de hidratos de carbono de asimilación lenta, por lo que genera sensación de saciedad.
  • Reduce el colesterol malo, así que es buena para la circulación y el corazón.
  • Contiene un extenso grupo de vitaminas y minerales esenciales.
  • Tranquiliza, calma la ansiedad y el estrés, porque tiene vitamina B.
  • Un vaso aporta el 36 % de dosis de calcio recomendado y es baja en grasas, sólo 2,5 g.

 

Para prepararla necesitás:

  • 1 vaso de avena en copos.
  • 1 litro de agua.
  • 1 pizca de sal.
  • Miel, extracto de vainilla o azúcar (solo para endulzar).

 

Cómo prepararla:

1- Remojar los copos durante 12 horas en agua (no la de los ingredientes).

2- Enjuagar y escurrir (puede ser en un escurridor de arroz, ya que tiene orificios chicos).

3- Licuar los copos con el litro de agua durante unos segundos.

4- Filtrar la leche obtenida con un colador de tejido finito.

5- Endulzar y guardar en un recipiente con tapa, preferentemente de vidrio.

 

Se conserva perfectamente por 3 días en heladera.

¡Eso es todo! Es muy fácil ¿no?